martes, 23 de febrero de 2010

Otro chorreo...

Definitivamente ser merengue se ha convertido en una penitencia en los dos últimos años. No solo pierden, sino que además sufren una humillación tras otra ante el Barça. Con el 2-6 -y no fueron más para meter en un lío al responsable del marcador del Bernabeu- quedó sentenciada la Liga y abierta la serie del Barça de las 6 Copas, con el Madrid más en blanco que nunca.

Y ahora, además, el basket. En ACB ya sufrieron la más escandalosa paliza a domicilio que jamás le hubiese infligido el Barça. Entonces encontraron bastantes excusas en forma de lesiones, falta de acoplamiento, etc. OK.

Pero ahora, cuando llegaban crecidos a la Final de la Copa del Rey, impulsados por la clara victoria ante Caja Laboral, muy disminuido por la ausencia de Splitter, ante un Barça que se había mostrado dubitativo en cuartos y semis, se han estrellado contra un muro, un rodillo les ha pasado por encima que, encima, ha tenido la clemencia de regalarles el último cuarto entero para que maquillasen el resultado. En Roma uno se suicidaba por mucho menos...

Pese al rímel de última hora, el Barça ha batido un nuevo record -el de máxima duferencia en una final en época ACB- con el 80-61 final. Y lo cierto es que este partido, en que sí había un título en juego, se han aclarado muchas cosas, la mayoría inquietantes para el club que preside ese personaje engreido que se ha pasado todo el partido mirando el móvil para disimular el ridículo. A saber:

El mejor entrenador de Europa, el que iba a entrenar cuando quisiese en NBA, se ha visto otra vez superado sin discusión por el novato de Pascual. No es momento de discutir a Messina, pero su incapacidad para hacer rendir a su equipo ante los grandes (no solo Barça, también Caja Laboral -en ACB-, Maccabi o Montepaschi han pasado por encima), su discutible gestión del equipo y su incontinencia a la hora de provocar movimientos en la plantilla sí permiten concluir que no está el elegante -en esto sí que le debe gustar a Florentino- técnico italiano en su mejor momento...

El Barça se ha llevado la Copa con el Navarro menos determinante -por no decir el más desacertado- de su carrera. Ha acabado la competición con unos discretos 11 ptos. por partido, con unos porcentajes lamentables para un jugador de su nivel (6/15 en tiros de 2 y 4/16 en triples). Pero el Barça ha ganado. Los que tradicionalmente minimizan el potencial culé apelando a la navarrodependencia van quedándose sin argumentos.

Ricky, como ya hizo en liga, se ha vuelto a comer con patatas a Prigioni, quien incapaz de seguir el ritmo de su rival no ha tenido fuerzas ni para su especialidad, la protesta continua. Para aquellos que menospreciaron el fichaje de Ricky alegando que su objetivo era Prigioni, para aquellos que decían que no tenía tiro, para aquellos que aun no han digerido su no al Madrid, mucho bicarbonato.

Las rutilantes estrellas que la prensa de la capital publicitó como el nuevo Kukoc (Velickovic) o el Gasol del Este (Tomic) apenas han lucido en esta Copa. Apenas algo del primero en semis. Pero en la final, nada. Uno, sumando solo en los minutos de la basura. El otro, inédito. ¿Algo que rectificar?

El juego interior del Barça ha superado en todo al madridista. Y muy especialmente con dos jugadores destacados: Fran Vazquez, del que tanto se han reido por su cobardía al negarse a hacer las Americas, y Lorbek, al que el gran Messina no quiso traerse de Moscú -prefirió a otros jugadores de la Liga rusa, como el impagable Hansen o el decadente Garbajosa-. Solo la tradicional lucha de Reyes y la presencia de Lavrinovic ante la versatilidad de los recursos de Pascual. Tiene mucho mérito haber perdido contra pronóstico a Ilyasova y Andersen y haber mejorado el equipo con sus substitutos (Lorbek y Morris). Chapeau para Chichi.

¿Y qué pasa con Bullock? ¿Qué esta mayor, el hombre? ¿Y Basile? Mientras Messina va eliminando piezas (el propio Bullock, el marginado Vidal, los olvidados Dasic y Tomic) para depender casi exclusivamente de la experiencia de Jaric y la apelación a la heroica de Llull, Pascual va repartiendo minutos y protagonismo, involucrando a todos los jugadores. Incluso aquellos con limitaciones en sus habilidades ofensivas (Sada, Grimau) tienen cabida en el equipo gracias al perfecto entendimiento de su rol. Cada uno sabe lo que le toca y la química en el equipo es evidente. Exactamente lo contrario que el Madrid...

¿Y ahora qué?

Pues nada, la prensa de Madrid vapuleará durante una semana a ciertos jugadores (Garbajosa colchonero, Hansen inútil, Vidal, Bullock y Tomic ausentes), se animará con el anuncio de algún nuevo fichaje para la sección de basket, celebrará el próximo triunfo y, sobre todo, relegará la información baloncestística en favor de la de fútbol.

¿Y el próximo chorreo?

Si no lo evita el Olympique, a finales de mayo. Nos vemos en el Bernabeu.

domingo, 7 de febrero de 2010

¿VILLARATO?

No quería hacerlo. No me apetecía más dar pábulo al tema. Pero después de ver la fijación de Marca, pidiendo la suspensión a perpetuidad de Piqué por la roja ante el Getafe, y de As, rearbitrando el partido para dejarlo en 1-2, tras anular el gol de Messi por fuera de juego posicional de Ibra y ver otro penalty en el área barcelonista, no he podido más.

Esta última semana se han desarrollado curiosas teorías sobre el significado del Villarato. Referencias al apoyo de Laporta a la reelección de Villar hace años, reflexiones sobre el apoyo de los árbitros a los grandes basadas en la main de dieu de Henry y la selección de árbitros para el Mundial de Sudáfrica...

Tonterías.

El Villarato es la respuesta de un colectivo (el madridismo), canalizado a través de unos mensajeros a sueldo (periodistas, de As y Marca, pero también de las cadenas televisivas presuntamente nacionales) a una serie de síntomas psicosomáticos que se resumen en:

ESCOZOR por pasarse los años en blanco mientras el rival completa el mejor año de la historia que ningún equipo haya jamás vivido, sumando todos los triunfos de forma inapelable, con buen fútbol y mejor estilo.

ENVIDIA por no poder disfrutar de un juego atractivo y admirado a nivel mundial, como sí ocurre con el Barça, reconocido como el referente indiscutible por todos los rivales.

FRUSTACIÓN por ver al rey indiscutible del futbol mundial vestido de blaugrana, acumulando galardones individuales mientras sus estrellas pagadas a precio de oro solo son reconocidas por actitudes chulescas, lesiones inducidas, anuncios de calzoncillos y pubalgias crónicas.

IMPOTENCIA por sufrir la mayor humillación de su historia y a domicilio, en forma de goleada escandalosa, sin paliativos. Chorreo que, lo saben, será recordado por los siglos de los siglos.

INCAPACIDAD para encontrar un entrenador a la vez capaz y glamuroso que oponer al siempre ponderado y unánimemente admirado Guardiola, quien, para más inri, jamás podrá ser fichado.

PERPLEJIDAD ante la generación continua de talentos surgidos de la cantera culé, frente al erial de la fábrica merengue, donde aun se amarran a los tacones de Guti y la raza de Raul.

ESTUPEFACCIÓN por comprobar como el estamento arbitral que tradicionalmente acudía raudo a sentenciar las competiciones en su favor no muestra ahora de forma tan escandalosa sus preferencias, aun y teniendo en nómina a bazofia deportiva como Pérez Burrull o Delgado Ferreiro.

INDIGNACIÓN por que un equipo no español, catalán para mayor gravedad, domine las competiciones nacionales y despierte simpatías en tierras donde antes solo podía adorarse la bandera blanca, siempre sinónimo de la rojugualda. Hoy un equipo que es el auténtico símbolo de Catalunya -aunque les duela a los pericos- domina sin discusión en España, Europa y el mundo. Hasta a la parodia de Mister Bean que habita la Moncloa ansía que el Barça le salve la cara y recupere el prestigio dilapidado con su catastrófica gestión. Como se han de ver por las españas...

SORPRESA por comprobar que ningún jugador de can Barça sea receptivo a los cantos de sirena del tito Florentino. Ni Iniesta, ni Messi ni nadie quiere ir al Madrid.

ESQUIZOFRENIA, por pasarse los partidos repasando el video para detectar ayudas escandalosas a favor del Barça, viendo la mano de Villar en todas las decisiones -incluso en la nunca sospechosa de madridismo del Comité de Competición, formado por individuos que han reconocido su condición de socios merengues-.

HISTERIA por comprobar como todas sus artimañas manipuladoras caen en saco roto, no logran distraer al equipo culé -sí al entorno, pero no a Pep y los suyos-y, encima, reciben una lección de sentido común, humildad y elegancia en cada rueda de prensa por parte del técnico de Santpedor.

Y se podría seguir y seguir. Pero no hace falta. Basta con escuhar las declaraciones de Raul y a Pellegrini. Esas que no se ponen en los titulares grAndilocuentes. Esas que se silencian. Eso es el Villarato.