martes, 24 de marzo de 2009

¿LIGA O CHAMPIONS?


Ya se que es un dilema inútil. Renunciar a una competición no garantiza ganar la otra, por lo que debatir qué se prefiere no dejar ser un puro divertimento. Personalmente, dadas las circunstancias (sorteo de Champions, calendario cargado y lesiones), creo que el Barça debería centrarse en asegurar la Liga. Y en la Champions, si suena la flauta, perfecto. Pero nunca reservar jugadores en Liga para poner toda la carne en el asador europeo.
Las razones son diversas y todas poderosas.

En primer lugar, por sencillez. En la Liga, el Barça manda con 6 puntos de ventaja -casi podemos dar por hecho que son 7, salvo que Valdés tenga una jornada benefica en el Bernabeu y se dedique a regalar goles como el día del Español- cuando faltan 30 en juego. Un 20% de los puntos, 2 partidos como mínimo. Además, solo hay un rival, al que sería delicioso machacar en su propio campo el día que sueñe con acercarse en la tabla.
Por contra, en Champions la dificultad es máxima: el sorteo ha sido poco benévolo. Es cierto que se puede superar al Bayern -o no-, pero la eliminatoria de semifinales es altamente compleja y, de pasarla, nos esperaría en la final posiblemente el vigente campeón. Se miré por donde se miré, la Champions está mucho más complicada que la Liga. Reservar jugadores en la Liga no garantiza conquistar la competición europea. Al revés, en cambio, prácticamente sí.

En segundo lugar, por plantilla. El Barça ha demostrado sobradamente ser el mejor en España. Su estilo intimida, sus jugadores son respetados -salvo por ciertos árbitros- y el equipo se siente nuevamente seguro tras los dos tropiezos ante pericos y colchoneros. En cambio en Europa aun debe demostrarse que la plantilla, especialmente si sigue sufriendo lesiones, puede competir al máximo nivel contra equipos como Liverpool, Chelsea o Manchester Utd., en duelos que sin duda requerirían de un físico a tope para soportar el ritmo endiablado que imprimen los equipos de la Premiership. Creo sinceramente que el Barça no es superior a dichos rivales. Tampoco inferior. Pero con desventaja de campo, la presión de un partido de vuelta en las islas puede superar al equipo.

En tercer lugar, por formato de competición. La regularidad ha sido la divisa del Barça en la Liga. Pero la misma cuenta poco en una competición del KO, a dos partidos, donde el factor emocional y el azar cuentan mucho. Respecto al primero, el equipo me genera dudas. De hecho, en tres ocasiones he visto al equipo desquiciado: en Liga ante el Madrid y en Liga y Copa frente al Español. Me hace pensar que al equipo aun le falta un poco de madurez, de afrontar situaciones límite. En cuanto al azar, pues eso. Solo si Pep es heredero de la célebre flor de Cruyff podemos estar tranquilos...

En cuarto lugar, por justicia. El Barça merece, por su estilo, por su compromiso con el espectáculo, por su fair play, ganar la Liga. Después de 7 meses en cabeza -de momento-, la Liga premia la regularidad. Y compensa el trabajo del día a día. Cuantas veces hemos despreciado a esos equipos que, desahuciados en Liga, han centrado su temporada en ganar la Champions. Pues eso. La Liga, primero. Y la Champions, de premio.

Y quinto, pero no menos importante: por quien es el rival en la Liga y lo que supone dejarlos en blanco. Y, por pasiva, por lo que supondría perder la Liga otra vez con remontada merengue. Conociendo la capacidad depresiva culé, viviriamos años y años traumatizados, con la seguridad que cualquier ventaja se disolvería ante los “juntos podemos” capitalinos.

Ya se que, en sentido contrario, hay que pensar en el prestigio, en la grandeza, en la historia, etc. No hablo de renunciar a la Champions. Solamente de asegurar la Liga. De no hacer experimentos extraños en Liga que, de provocar malos resultados, tendrían consecuencias negativas en la Champions al convertirla en un clavo ardiendo al que agarrarse.

Y, además, la victoria culé en la Liga podría tener múltiples efectos colaterales. En Madrid, el advenimiento de Florentino y el regreso de Beckham y Roberto Carlos -ya se han ofrecido para regresar-. Solo falta que vuelva Figo para tener la fiesta completa. Lloguem-hi cadires!Y en Montjuic-Cornellà-El Prat, el suicidio colectivo. De mantenerse la actual clasificación, el Barça se proclamará campeón el mismo día que el Español consume su descenso a 2ª. Pero tranquilos, que con Pochettino -qué crack, aun ha de ganar un partido de fútbol, su única victoria fue el Oscar a la mejor interpretación de comedia-, el trio Tamudo-Luis Garcia-de la Peña (los artífices de la destrucción continua de la plantilla (Lopo, Dani García, Pandiani, Riera...¿seguimos?)) y el incombustible Dani -no se va ni de broma-, estos no vuelven a 1ª en muchos años...

lunes, 9 de marzo de 2009

YOU´LL NEVER WALK ALONE

Tras varios tropiezos consecutivos, las aguas vuelven a su cauce.


El Madrid vió rota su racha ante el At. Madrid, con la colaboración inestimable de los delanteros colchoneros -un clásico, antes Torres, ahora Agüero- y del árbitro -otro clásico- y el Barça recuperó sus mejores sensaciones y solo los postes -van 30-, los defensas bajo la portería, Gorka y la falta de puntería evitaron una goleada de escándalo -un clásico de la 1ª vuelta, últimamente añorado-.

Pese a ello, las campañas de prensa que venían jaleando la remontada no cesarán. No seamos ilusos. Seguirán apelando a la cruzada blanca frente al infiel, recurrirán esta semana a un aliado anticulé hasta la médula (Hugo Sánchez), silenciarán la deriva arbitral de los últimos tiempos -¿alguien puede explicarme la tarjeta amarilla a Iniesta?-. De hecho han pasado de 4 a 6 puntos y pretenden convencerse que es indiferente. Que siguen solo a dos partidos en cualquier caso. Pues eso.

Frente a ello el Barça debe seguir a su ritmo, ajeno a la presión mediática, fiel a su estilo. De este modo se ha llegado a la jornada 26, con solo 12 por delante (menos de un tercio de campeonato), con 6 puntos de ventaja. Todo el mundo hubiese firmado este escenario antes de iniciar la temporada. Pues disfrutémoslo, no nos dediquemos a sufrir.

Y además la Copa nos dejó el miércoles pasado la clasificación para la final. Lo previsto. Pero el Barça rozó la debacle, se asomó al abismo y estuvo a punto de despeñarse. El Mallorca pudo colocarse 2-0 (eliminatoria empatada) y con superioridad numérica -y moral-. Los fantasmas de Getafe reaparecieron. Pero Pinto los conjuró. El penalty parado se antoja parecido al gol de Xavi en Valladolid, en tiempos de Van Gaal, que salvó la cabeza del míster y catapultó al equipo hacia el título. En el Ono Estadi, algo parecido. Desde la intervención de Pinto el equipo se transformó, controló absolutamente el juego y Messi apuntilló a los mallorquines.

Y lo mejor, el recurso inesperado que hemos descubierto. Guardiola debe conservar un cambio en Champions hasta el minuto 119. Llegados a ese punto con empate, fuera Valdés y dentro Pinto. El de L´Hospitalet ha ido adquiriendo con los años una experiencia en las penas máximas que le entroncan con la tradición zubizarretiana. Así pues, mejor recurrir a las tácticas de distracción del estrafalario portero andaluz, cuyo aspecto y estilo recuerdan a la escuela argentina de arqueros, la cual suele ofrecer guardamentas impredecibles -para lo bueno, para lo malo y para lo peor-.

Y ahora, la Champions. Vuelta de octavos.
El Barça debe tirar de oficio, no perder la cabeza -lo contrario de lo que ocurrió en el pseudopartido frente al Español-, gestionar el resultado y esperar. El Olympique demostró que puede jugar bien a fútbol, pero también que teme al Barça. Históricamente su rendimiento ha bajado en partidos clave de Champions jugados lejos de su estadio. Encima llega tocado por la eliminación en la Copa francesa y recien derrotado en liga, con varios tocados -aunque finalmente todos jugarán-. Por todo ello el Barça es favorito y debe clasificarse. No importa jugar bonito. Basta con clasificarse para cuartos. Hace tres temporadas ganamos la Champions jugando partidos a la italiana (vuelta frente al Chelsea en octavos o vuelta en semifinales contra el Milan) después de resultados favorables en la ida. Pocos recuerdan aquellos partidos -que acabaron en empate-, pero sí que nos clasificamos. El miércoles el Camp Nou ha de ser una caldera -lo contrario de lo habitual- en apoyo del equipo para garantizar el pase. Entonemos el you´ll never walk alone...
...y no lo dejemos de entonar pensando en el partido de Anfield Road. Quizá pudiera interesarnos que el Madrid siguiese vivo en Europa para así no concentrarse solo en la Liga, quizá nos vendría bien que el Liverpool, el equipo que más problemas tácticos puede plantearle al Barça, se quedara ya en la cuneta... pero seamos sinceros: qué gustazo ver al Madrid fuera de la Champions otra vez en octavos mientras nosotros seguimos adelante. Los Boludos, los del chorreo al Liverpool, a la calle. La décima tendrá que esperar...

lunes, 2 de marzo de 2009

!AL LORO, QUE NO ESTAMOS TAN MAL, HOMBRE!

En fin, partido desastroso en el Calderón, donde el Barça pudo acallar todas las voces que hablaban de canguelo, donde el marcador fue favorable durante muchos minutos -incluso cuando no se merecía-, donde el árbitro empezó favoreciendo -el gol anulado a Heitinga-, pero donde todo acabó mal.
La derrota frente al At. Madrid nos deja al peor Barça de la temporada, un equipo capaz de marcar tres goles en campo contrario pero vulnerable en defensa, un equipo incapaz de mantener el control del partido, siempre al ritmo preferido por un rival que destaca tanto por su pegada en ataque como por su desorden defensivo y su fragilidad moral. El equipo colchonero llegaba al partido con la deriva idónea para convertirse en la víctima ideal: inseguro de sus fuerzas, con debate permanente sobre su entrenador -antes Aguirre, ahora Abel-, con rumores sobre la capacidad física y el futuro de su estrella Agüero, frente a un Barça que lo había humillado en el Camp Nou (6-1), borrado en Copa en el Manzanares (1-3 con festival Messi) y hasta remontado (2-1) con los suplentes en la vuelta.
Pero se ha encontrado con un Barça desconocido. O quizá no. Ya lo vimos en la primera media hora en Lyon, donde el Olympique pasó por encima de los culés y pudo hasta haber sentenciado la eliminatoria. Quizá no llegó a creerselo y el respeto que inspira -¿o deberiamos decir inspiraba?- el Barça hizo que finalmente se rehiciera, pudiese rescatar el empate y encarar la eliminatoria.
Frente al Betis el equipo sufrió la empanada defensiva inicial que le hizo ponerse dos goles por debajo, pero a partir de ahí reaccionó, apelando a su estilo y a un espíritu de lucha encomiable, empató y mereció, sin duda, ganar.
Frente al Español, fue víctima del planteamiento antideportivo del rival y la connivencia arbitral y acabó derrotado en un partido de un extraño ¿deporte? que jamás podrá llamarse fútbol.
Pero frente al At. Madrid ha sido derrotado justamente. Es más, creo que el resultado, por corto, no hace justicia a lo ocurrido. El Barça se ha avanzado 0-2 de manera injusta, con menos fútbol que nunca frente a un rival brioso, al que le habían anulado un gol legal y que iba llegando en oleadas a las inmediaciones de Valdés. Pese a ello, el equipo ha sido incapaz de dormir el partido o de ir a sentenciar, ha permitido al rival crecerse, y se ha visto igualado. En este punto, el desmadre táctico -habitual en los atléticos, imperdonable para Guardiola, devoto del fútbol de posición- ha permitido recuperar la iniciativa (2-3), pero ese mismo desorden, caos, anarquía, coladero defensivo, desierto entre líneas, ha llevado al empate -posiblemente no fuese penalty, pero al árbitro le habrán recordado en el descanso el gol anulado- y, para rematarlo, la derrota.
Lo peor, la sensación que el equipo imbatible de hace semanas se ha vuelto terrenal, acumula pecados y recibe la penitencia que merece. La suerte, antes aliada, se torna esquiva. Los árbitros, antes afines, se vuelven severos.
No sé qué parte del bache es atribuible a la impecable racha del Madrid. Tras aguantar 7 jornadas con victorias de ambos equipos, sorprendentemente el Barça es quien ha aflojado. Y en 3 jornadas (1 punto de 9) las distancias se han estrechado hasta casi nada. Al Madrid le falta recortar un punto para depender de si mismo. Pero no es menos cierto que el único líder, aunque parece que ya no sea así, es el Barça, quien sigue con una ventaja de 4 puntos. Es cierto que vista la situación de hace tres semanas, es bien poco. Que sabe a nada. Que después de haber deslumbrado durante la mayor parte de la temporada, de haber acumulado goleadas y records, parece ridículo que un Madrid generalmente ramplón esté a poco más de un partido. Aun no sentimos su aliento, pero más vale que nos espabilemos.
Lo dicho, no estamos tan mal. Seguimos en la posición de mayor privilegio. Pero, al loro, más vale que espabilemos, que recuperemos la senda de la victoria, que rompamos la tendencia. Es fundamental que Guardiola demuestre ahora su ascendencia sobre la plantilla, que sepa vencer el fatalismo culé, que aisle al equipo del tsunami periodístico merengue.
Pese a todo, hay una duda, una certeza y una constatación que añadir a lo anterior:
– La duda: ¿Será esta plantilla, casi la misma que la de hace dos años, víctima de un bloqueo mental que la abocará a una nueva debacle? Hasta hace bien poco los fantasmas parecían conjurados y el equipo, al contrario de otros años, era capaz de voltear, con carácter y argumentos, hasta resultados adversos. Pero el partido del Calderón ha resucitado en el alma culé los miedos atávicos, el ay, ay, ay, el ja hi som. El tiempo resolverá la duda...
– La certeza: el Barça necesita un portero de primer nivel. No diré que Valdés no lo sea. Solo que creo que hace falta otro. Cada temporada Victor atraviesa fases de empanada absoluta, en que alterna cantadas escandalosas (regalo a De la Peña, tragada de Juninho Pernambucano, rechace ridículo en el gol anulado a Heitinga) con actuaciones irregulares, incapaz de paradas salvadoras (en los tres goles de jugada del At. Madrid podría pedirse algo más) cuando el equipo más lo necesita. Hasta el punto que ya no es el portero menos goleado de 1ª.
El Barça, si quiere aspirar a los dos títulos grandes, necesita disponer de dos porteros de primer nivel. Para que cuando uno atraviese una racha nefasta pueda, sin problemas, poner al otro. Y basta ya de la bula institucional con Valdés...
– La constatación: el Español perdió con su Madrid -aquel cuya afición pareció mayoritaria en Montjuic-. Frente al Barça, en la jornada ya institucionalizada como día mundial del antifutbol, el Español argumentó que no tenía otra forma de plantar cara. Esto es, faltas, pérdida de tiempo, simulación continua de lesiones.
Frente al Madrid se demostró lo falaz de tal planteamiento. ¿Acaso el Español se creía superior al equipo que venía con 9 victorias seguidas?¿Acaso su posición de casi colista le hacía favorito frente al 2º clasificado? Entonces, ¿como se explica que los Pochettinos no plantearan el partido con su arma predilecta -probablemente la única que tienen-, ese antifutbol que tanto ilusiona a sus seguidores? ¿Cómo es que cometieron menos faltas que los madridistas, que con 0-0 corriesen para realizar saques de banda y de falta, que apenas sufriesen lipotimias?