lunes, 13 de abril de 2009

LICENCIA PARA SOÑAR

Tras varias jornadas de ausencia y con la posibilidad de seguir los avatares del Barça desde la distancia, el culé tiene perfecto derecho, a estas alturas, de soñar con el triplete.
Hace un par de meses, exactamente el 10 de febrero, en este mismo foro, se enunciaban los factores que podían condicionar el, por aquellos entonces, aun lejano sueño. Pues bin, transcurridos dos meses y a punto de entrar en la fase decisiva de las competiciones, es perfectamente lícito, ahora sí, decir que se aspira a todos los títulos. No en agosto, como hizo un crecido Laporta hace un par de años, en una exhibición de su carácter bocazas que le asimila mucho más a la chulería madrileña que a la tradicional prudencia -y pesimismo, por que no reconocerlo- blaugrana.
El Barça se halla a un máximo de 13 partidos para acabar la temporada: 8 en Liga, 4 en Champions y 1 en Copa del Rey. Es cierto que la temporada es larga, pero si la gestión de las rotaciones ha permitido llegar razonablemente enteros a estas alturas -mientras algunos de nuestros rivales se pasan las semanas viendo partidos por TV, qué bien suena la musiquilla de la Champions, ¿verdad merengues?- y con pocas lesiones -especialmente celebrable en el caso de Messi y Marquez, proclives como pocos, y desafortunadamente reiteradas en el del sublime Iniesta, que si además viese puerta con un poco de facilidad sería premiable en todos los galardones al mejor jugador-, manteniendo un nivel de juego que, más allá del bache del partido de no-futbol con los pericos y la locura del Calderón, no tiene comparable en Europa, es razonable pensar que este Barça puede conseguir los 3 títulos en juego.
Hay quien señala que tampoco pasa nada si finalmente no se gana. No estoy de acuerdo. Algunos crecimos en una época estéril, con un “pecident” que, entre lágrimas, se atribuía cada año el título de campeón moral. En una época en que factores diversos, desde lesiones (Schuster, Maradona) a secuestros (Quini), de empanadas (Liga de Lattek) a suicidios colectivos (Steaua), impidieron que el Barça se configurase en club ganador. La fatalidad parecía insuperable. Fue Cruyff quien cambió, con su flor inmarcesible, el histórico derrotismo culé, alumbrando una época en que todos creiamos (el “yes, we can” no lo inventó Obama) en remontadas imposibles, en que modestos como el Tenerife de Valdano, Quique Estebaranz y Derticia arrebatara dos ligas al Madrid, en que el Depor fallase un penalty en el último suspiro... en que el Barça se convirtiese en un club, ahora sí, triomfant, incorporando la Copa de Europa a sus vitrinas.
Es por ello que, tras el “ciclus interruptus” de Rikjaard y las ligas regaladas al Madrid, toca ganar. Cuanto más, mejor. Por que el fútbol del Barça es, hoy por hoy, superior al de todos los rivales que pueden soñar en hacerle frente. Y el mejor debe demostrarlo ganando.
En la Liga, solo el Madrid, concentrado desde hace tiempo en este único frente tras facrasar estrepitósamente en las competiciones coperas, sigue la estela culé. La campaña periodística capitalina arrecia contra los árbitros, los jugadores no cesan de repetir que el Barça pinchará, todos dan por supuesto que ellos ganarán todos los partidos... Demasiadas condiciones para que se cumplan, sobre todo frente a este Barça que no afloja. Y que, en última instancia, siempre puede ganar en Madrid. ¿O alguien lo duda?
En la Champions, tras un sorteo nada favorable en lo relativo al factor campo, la más que probable eliminación del Liverpool, el único equipo que por planteamiento táctico a doble partido con la vuelta en Alfield me hacia dudar, abre un escenario que, si bien complejo, no debe antojarse imposible. Superado el Bayern -ese que se ha especializado en eliminar al Madrid-, Chelsea en semis y Manchester Utd -ojala pasara Oporto, pero no me atrevo a dar por muertos a los de Ferguson pese al 2-2 de la ida- o Arsenal en la final, pese a su dificultad, no son rivales imbatibles para este Barça.
Y en la Copa del Rey, pese a la presión ambiental y física que quieran poner los bilbainos, si el Barça no se despista y mantiene su estilo, es el favorito. Aunque bien pudiera ser que la necesidad de reservar jugadores para Liga y Champions y el justo premio a los que han clasificado al equipo hasta la final pudiera hacer que las fuerzas se igualasen y se corriese el riesgo de derrota...
Lo dicho: los culés tenemos ya, sin riesgo de caer en triunfalismos, el derecho de soñar en el triplete. Si luego se consiguen todos los títulos o alguno se queda por el camino dependerá de factores puntuales. Pero lo importante es haber llegado aquí y rematarlo con alguno -al menos Liga o Champions-. Y si caen todos, mejor. ¿Soñamos?

Y para terminar, un par de flashes:
– Al RCD Español o RCE Espanyol, de Barcelona/El Prat/Cornellà, que sigan en su línea de falta de autocrítica. Siempre juegan bien, siempre les roban los árbitros, siempre tienen mala suerte. El “pecident” al que antes aludía, decía lo mismo...
– A los Xavis Pascual de basket y balonmano, mi reconocimiento, tanto por la clasificación para la Final Four como por la Copa del Rey. Reconozco -como pecador irredento- que dude de la capacidad de ambos para rehacer proyectos viciados -Ivanovic en un caso y Cadenas en el otro- después de coger el equipo en plena campaña. Y lo han logrado. Chapeau.

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