domingo, 13 de diciembre de 2009

EL-EQUIPO-QUE-MERECIÓ-EL-OSCAR-A-LA-MEJOR-COMEDIA


No es el título de una novela de Stieg Larsson, pero como si lo fuera. Escribo esta entrada en el blog sin haber visto las imágenes televisivas, esas que a cámara lenta confirman, según los analistas futbolísticos radiofónicos, nunca imparciales -en cualquier sentido-, que aunque exista agarrón sobre Xavi -o en una jugada anterior sobre Ibra-, no es suficiente para señalar penalty. No deja de fascinarme la capacidad para revisar delirantemente el reglamento. En fin. Servirá para que hablen de Villarato, los mismos que olvidan el escandaloso atraco sufrido por el Almeria en el Bernabeu hace una semana.

A lo que sí quiero referirme, al margen de constatar que el Barça convierte sus peores partidos en victorias morales de sus enemigos comunes (Madrid y Español), fraternarmente hermanados hasta en conformarse con nada, es en la nueva exhibición de antideportividad y marrullerías del equipo blanquiazul.

No sé qué habrán ofrecido las televisiones. Pero lo que sí pudo verse en directo en el Camp Nou, cuando el juego discurre por un lado y la realidad por otra, fue un nuevo desplegue de las peores artes pericas, las mismas que protegidas por el trencilla les permitieron llevarse una victoria más que moral el año pasado.

Ayer no les hizo falta ir ganando. Incluso perdiendo su código genético les impulsó sistemáticamente a simular agresiones culés, revolverse por el suelo como víctimas terminales tanto si la falta la recibían como si la cometían, protestarlo todo -aunque supongo que no se han quejado de las tarjetas rojas por acumulación que no vieron-... y luego proclamarse vencedores morales. Fue grotesco ver a Pochettino protestar como un energúmeno una presunta falta a Iván Alonso en la que su propio jugador, tras simular lesión, al ver como el árbitro no picaba, se levantó raudo y reanudó la jugada... y el míster protestando al linier y pidiéndole que parase el juego señalando el lugar donde hacía 10 segundos yacía el ya resurrecto comediante.

El Real/Reial Club Deportivo/Deportiu Español/Espanyol de Barcelona/Cornellà/El Prat (por favor, !que definan de una vez como quieren llamarse!) sigue acumulando méritos para mantener vivo el derby, tanto si quieren que sea considerado ciudadano como metropolitano. No paso por que lo llamen catalán, visto el despliegue de rojigualdas de ayer en lo alto del gol sur. Y lo hace por que su sumisión tradicional a su admirado Madrid -sí, ya se que algun seguidor perico me recordará que odia por igual a culés y merengues- se transforma cuando se trata de hacer frente al Barça. Y es aquí donde vale todo, desde la lucha sin fin cuando nada te juegas -basta recordar la felicidad que les albergaba después de empatar hace tres años y poner la Liga en bandeja al Madrid, cuando unas jornadas antes, tras presentar al carrito del pescado en el Bernabeu para reservarse para su nueva derrota en la final de la UEFA, se les ocurrió ponerse 1-3... antes de desaparecer para facilitar el 4-3 de los blancos- hasta la traición a los valores del fair play. Lo del año pasado fue indigno. Lo de ayer, también. Supongo que no tendrá la misma trascendencia por que, al fin y al cabo, el partido no fue retransmitido en abierto, ganó el Barça y el Español, lo siento, solo interesa en Madrid cuando les hace favores. O cuando se suma a la comedia -otra candidatura al Oscar- del Villarato.

Supongo que habrá quien piense que sufro algun delirio o manía persecutorio. Para ellos, que escuchen la explicación de Guardiola -supongo que nadie pondrá en duda su ponderación y equilibrio a la hora de hacer declaraciones- sobre el cambio de Ibrahimovic: “l´anaven a expulsar”. No hace falta decir nada más. Sobre el terreno de juego era muy obvio que las instrucciones con las que saltaron al terreno de juego los pericos era provocar su expulsión. Consiguieron, a base de cometer penalties en forma de agarrones -de esos que no se pitan nunca, menos cuando se pitan, y entonces se protesta según le vaya a uno-, que el árbitro, amante del protagonismo, le mostrara la amarilla. A partir de ese momento, cualquier circunstancia era buena para buscar la sangre caliente del sueco. Cuando el balón estaba parado, los comentarios y empujones para enzarzarse en una discusión fueron continuos. En los balones divididos, los choques seguidos de espectaculares volteretas, garantizados. Las protestas en cualquier falta, aseguradas. Por ello Pep lo cambió. Y utilizó el plural. “L´anaven a expulsar”. No solo Iturralde, que también. Encantado hubiese estado de igualar el reto de la escandalosa -por leve- expulsión de Cristiano Ronaldo cuando por una alevosa agresión simplemente vió la segunda amarilla. Pep se refería, claro está, a los jugadores del Español, quienes buscaban constantemente la provocación.

Para acabar, solo una reflexión: si a menudo se queja todo el mundo de que el derby no es lo que fue, que hace falta pasión, que es positivo que los pericos planten cara con sus armas -las que sean-, que es bueno que los partidos se calienten... aceptemos también que el público del Camp Nou pueda expresar, como hizo ayer mayoritariamente en el tramo final, sus deseos para el 2010 respecto a su rival provincial:

!A SEGUNDA, OE, A SEGUNDA, OE, A SEGUNDA, OE, A SEGUNDA, OE, OE, OE!

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