lunes, 16 de junio de 2008

5 AÑOS CON JAN (primera parte)


Justo cuando se cumplen 5 años de la victoria electoral de Jan Laporta, es el momento ideal para valorar las luces y sombras de su mandato y analizar las razones que han llevado a la convocatoria de una moción de censura en su contra.
La interpretación que hoy inició y que se reparte en tres entregras, esta hecha desde la perspectiva de un socio culé, habitual del Nou Camp y, por tanto, con un cierto grado de conocimiento del pensamiento del “soci”, con la voluntad de intentar expresar, en momentos de crispación ambiental, de laportistas y antilaportistas, lo que podría ser un atisbo de balance de su gobierno, estructurada en tres bloques: el balance deportivo, el balance económico-social y el personaje.
Con todo ello solo se pretende, modestamente, hacer una aportación más a las numerosas que en estos días colapsan los medios de comunicación. Y hacerlo desde una perspectiva a la vez descriptiva y valorativa, desde la sensibilidad del soci -al que no se´l pot enganyar-, sin ánimo de promover el voto a favor o en contra de Laporta en la moción que en unos días se votará.
Balance deportivo:

Un equipo “trionfant” como eje del círculo virtuoso: 3 años de éxito...
El discurso durante la campaña de hace años fue inteligente por parte de Laporta. Frente a candidatos menores que ofrecían nombres sin un proyecto claro y a un competidor que se negó a dar nombres antes de la cita con las urnas, Laporta supo vender un proyecto basado en la contratación de un par de cracks mediáticos cada temporada, destinados a cambiar el rumbo errático de la época Gaspart y el interin de Reyna.
Este modelo enganchó lo suficiente, pese al fiasco de Beckham -!gracias al panteón de los dioses de todas las confesiones juntas!-, para despertar la ilusión en una primera temporada donde, salvo las críticas a Rijkaard en la primera vuelta (providencial Davids), el equipo fue devolviendo la confianza a la culerada. La remontada de la 2ª vuelta -hasta la 2ª plaza-, aliñada con el colapso de la galaxia merengue -aquella temporada en que regaló la Liga al Valencia, la Copa al Zaragoza y se hundió sin remisión- fueron un punto de partida más que aceptable -unido a la eclosión de Ronnie-, sobre todo viniendo de donde se venía -recordémoslo, de sufrir para entrar en la UEFA, con un equipo jugando a la contra, con Antic-.
Los fichajes de la segunda temporada enmendaron algunos errores de la primera (a saber, Mario -¿quien fue el responsable de dicha apuesta, al estilo José Mari?-, Quaresma -demasiado joven para asumir la presión-, etc) y pusieron los cimientos de un equipo campeón: la jerarquía de un jugador total como Deco, la ambición por triunfar de un pletórico Eto´o y, por que no decirlo, el método tolerante de Rikjaard, permitieron construir un equipo voraz, con hambre de triunfo, formado por jugadores ansiosos de gloria, donde tanto los foraneos -salvo Deco- como los canteranos apenas habían saboreado las mieles del triunfo.
La cosecha (2 Ligas, 1 Copa Europa y 1 Supercopa España)
se antojan, con perspectiva, un botín escaso para tanto talento acumulado, para tanta superioridad exhibida en España y en Europa. Pero en todo caso, a Laporta debe atribuirse el mérito de esos 3 años, tanto si lo fue por decisiones suyas como si por obra de Sandro Rossell, quien al fin y al cabo, llegó de la mano de Jan.
2 años de depresión...

Lamentablemente, el Barça ha repetido, paso a paso, los errores del Madrid de 3 años antes. Seguramente el delirante conjunto de actores que configura el club (los propios jugadores y directivos, pero también afición y prensa) impide que sea de otra manera, pero parece que resulta imposible mantener la mente fria y quedarse en un término medio. Pero no, parece que o bien lo quemamos todo o adoramos hasta la adulación a nuestros heroes.
Y de eso a la tolerancia excesiva, la autogestión, el pasotismo, la indolencia, y la prepotencia en el vestuario y en el campo ya solo hay un paso. Y es que en el fútbol profesional actual ya casi nunca se gana solo con el nombre (salvo que te enfrentes a un equipo escocés, vease Celtic y Rangers este año), y sin trabajar física y tácticamente es imposible ser un equipo campeón. Se podrán ganar partidos y avanzar rondas en competiciones, pero en el momento definitivo será difícil superar a rivales de talento similar -o incluso inferior- pero bien entrenados y concienciados de su objetivo.
No toda la culpa de lo anterior puede atribuirse a Laporta, pero es indudable que el capitan del barco es el responsable último de todo lo que ocurre en el club y, por tanto, en el equipo. Y en este caso se ha echado de menos una mayor intervención, una mayor mano dura -especialmente tras la temporada 2006-07-, un discurso más contundente.
Pero no, la sensación es que se ha instalado en la directiva un cómodo “laissez faire, laissez passer”, con el manido recurso de las notas a final de temporada, cuando durante el curso 2007-08 todos los seguidores del Barça eran conscientes que el rendimiento del equipo era decadente, que el vestuario podía calificarse de can pixa”, que la forma física era lamentable, que tácticamente el equipo era previsible hasta el aburrimiento, que en la plantilla no había jugadores con carácter -o habían desertado voluntariamente-, etc, etc.Y lo peor para Laporta es que estos dos años de fracaso en mayúsculas, viniendo de los años “triomfants” anteriores, son los últimos de su ciclo, por lo que a mucha gente le queda una cierta sensación de déjà vu, de “ja tornem a ser-hi”...

...y un proyecto que crea dudas
La evidencia que el Barça ha tirado por la borda una plantilla que se percibía como la mejor del mundo -¿lo era? ¿lo podía haber sido gestionada de otro modo?-, resucitando a un rival hundido -¿quien daba un duro por el Madrid de Capello o, más aun, por el de Schuster, con fichajes de última hora?-, fruto más de la propia desidia que de los méritos de otros, llevó a pedir a la afición un cambio de entrenador y, quizá, un retoque del modelo futbolístico-.
La infinita contradicción del alma barcelonista lleva a percibir al enemigo acérrimo de la ultima época (Mourinho, of couse) como el timonel necesario para establecer disciplina en la plantilla. Y Laporta, guardián de las esencias del cruyffismo, la posesión del balón hasta la extenuación y el tiqui-taca, reniega de dicho candidato, alegando que no se puede traicionar el estilo del Barça. ¿Acaso el Chelsea bicampeón en la Premier League no arrasaba, goleando a sus contrarios?
Pues bien, la alternativa es Pep Guardiola. Estoy convencido que hasta el último socio y seguidor del Barça desea que Guardiola triunfe por todo lo alto, por que ello sería sinónimo de triunfos del club, y ello, por encima de todo y de todos, es lo que el culé quiere. Pero debe entender Laporta que un entrenador de la casa, con una personalidad un tanto controvertida, sobre el que existen dudas sobre la dureza de su carácter -por más que sus chavales del B argumenten lo contrario- y sin experiencia más allá de 3ª división, genere dudas y no ilusión.
Pero si esta no la encontramos en el banquillo, la opción es encontrarla en la renovación de la plantilla. Y aquí es donde surge el principal problema. Por un lado, por la dificultad endémica de vender dignamente a nuestros cracks -si es que los vendemos...- y por otro por la evidencia para todo el mundo futbolístico de nuestra necesidad de fichar. Y además, con un agravante respecto a hace 5 años: entonces el equipo era un solar y llevabamos un lustro de decadencia; hoy venimos de un pasado reciente glorioso. Y la afición quiere cracks. En descargo de Laporta hay que decir que en su mandato solo se ha contratado un crack en todos los sentidos -Henry-, mientras que el resto se encumbraron en el Nou Camp -Ronaldinho, Deco, Eto´o- o han surgido de la cantera -Messi o Bojan en un futuro cercano-. Pero hoy el culé no tiene paciencia tras esperar inútilmente durante dos años. Y los fichajes realizados (Keita, Piqué, Cáceres, incluso Alves) y algunos de los anunciados (Hleb, Moutinho, Sergio García, Trezeguet, Mario Gomez, Hernanes ), no parecen ser suficientes para recuperar el ánimo.
Difícil decisión a tomar: ¿apostar por un crack? Si la respuesta es sí, ¿por cual?

No hay comentarios: