
Pues con la duda nos quedamos. El día de la revalida, de la confirmación del equipo de Guardiola, de dejar atrás las dudas iniciales, aun no ha llegado. Los optimistas preveían un triunfo claro sobre un Betis -hasta ahora incapaz en ataque- que disiparía las dudas de los escépticos pesimistas.
Pero la verdad es que todo lo positivo de la primera media hora de juego, personalizado en la efectividad de Eto, se ve oscurecido por la desconexión, ya iniciada en el último cuarto del primer tiempo y confirmada en el segundo.
Lo peor es confirmar que en este equipo las ganas, el hambre y la ambición, señas de identidad esgrimidas hasta la fecha también pueden dejar paso a la indolencia, el mínimo esfuerzo, la falta de carácter -¿donde estaban en la segunda parte esos centrocampistas a los que, con viento a favor, tantos consideran los mejores del mundo?- y, con ello, la pérdida de la iniciativa, el desorden defensivo y los goles del rival. Y esta es la crónica de la temporada pasada y la anterior. ¿Significa que lo visto hasta ahora era un espejismo?
Mi opinión es que el equipo tiene todavía muchas cosas por mejorar, algo lógico en un equipo medio nuevo, pero confirma también que la euforia por una victoria ante un mediocre Sporting de Gijón no debe nublar la vista a nadie.
Y entre lo positivo, la capacidad de reacción final para conseguir la victoria, de la mano de un inesperado Gudjohnsen, un jugador denostado por todo el mundo -por méritos propios-, que ha salvado los muebles, los tres puntos y ha evitado que los nervios se desatasen al final. ¿Será también un espejismo la recuperación de Gudjohnsen?
Pero seamos consecuentes: lo que vale es la victoria y sumar puntos.
Para todos los puristas, una pregunta: ¿prefieren el empate frente al Racing con el mejor fútbol de los últimos años o la victoria tras la desconexión total y el bacalao salvador?
Y, por cierto, para aquellos que apelaron a la mala suerte tras los dos primeros partidos como argumento frente a los que no veían -ni acabamos de ver todavía- las excelencias del presunto nuevo dream team que algunos quieren vendernos, hoy pueden dar gracias a la Mercè. Por que si bien se puede alegar un lanzamiento de falta al poste (4º de la temporada en Liga
), también deberiamos reconocer el clamoroso penalty de un Martín Cáceres acelerado sobre Sergio García que el árbitro se ha tragado con patatas. Gracias.
Pero la verdad es que todo lo positivo de la primera media hora de juego, personalizado en la efectividad de Eto, se ve oscurecido por la desconexión, ya iniciada en el último cuarto del primer tiempo y confirmada en el segundo.
Lo peor es confirmar que en este equipo las ganas, el hambre y la ambición, señas de identidad esgrimidas hasta la fecha también pueden dejar paso a la indolencia, el mínimo esfuerzo, la falta de carácter -¿donde estaban en la segunda parte esos centrocampistas a los que, con viento a favor, tantos consideran los mejores del mundo?- y, con ello, la pérdida de la iniciativa, el desorden defensivo y los goles del rival. Y esta es la crónica de la temporada pasada y la anterior. ¿Significa que lo visto hasta ahora era un espejismo?
Mi opinión es que el equipo tiene todavía muchas cosas por mejorar, algo lógico en un equipo medio nuevo, pero confirma también que la euforia por una victoria ante un mediocre Sporting de Gijón no debe nublar la vista a nadie.
Y entre lo positivo, la capacidad de reacción final para conseguir la victoria, de la mano de un inesperado Gudjohnsen, un jugador denostado por todo el mundo -por méritos propios-, que ha salvado los muebles, los tres puntos y ha evitado que los nervios se desatasen al final. ¿Será también un espejismo la recuperación de Gudjohnsen?
Pero seamos consecuentes: lo que vale es la victoria y sumar puntos.
Para todos los puristas, una pregunta: ¿prefieren el empate frente al Racing con el mejor fútbol de los últimos años o la victoria tras la desconexión total y el bacalao salvador?
Y, por cierto, para aquellos que apelaron a la mala suerte tras los dos primeros partidos como argumento frente a los que no veían -ni acabamos de ver todavía- las excelencias del presunto nuevo dream team que algunos quieren vendernos, hoy pueden dar gracias a la Mercè. Por que si bien se puede alegar un lanzamiento de falta al poste (4º de la temporada en Liga
), también deberiamos reconocer el clamoroso penalty de un Martín Cáceres acelerado sobre Sergio García que el árbitro se ha tragado con patatas. Gracias.Y para terminar, un recadito para Txiki -de cara a la temporada que viene, ya que ha iniciado su período vacacional hasta mayo-: necesitamos un portero que sea alternativa de verdad a Victor Valdés. El Betis, incapaz de marcar en las tres primeras jornadas, nos ha clavado dos. Y José Mari, después de un año sin hacerlo, ha vuelto a mojar.
Se dirá que Victor no podía hacer nada, que estaba vendido, etc. Pero no es menos cierto que en el primer gol la disposición de la barrera no era la mejor -y esa es responsabilidad del guardameta- y en el segundo se queda a media salida, toca el balón sin fuerza y se le cuela. Lo dicho: no para un solo remate difícil. Aun suerte que no se ha tragado -a punto ha estado- un disparo lejano de Capi, en la que debe ser su primera parada de la temporada.


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