Pues sí, sigue la fiesta y a lo grande. El Barça sigue arrasando a sus rivales jornada a jornada y aumentando las distancias. La progresión blaugrana es inversamente proporcional a la inseguridad de sus rivales (el Villarreal empieza a pinchar en casa reiteradamente, el Madrid cae fuera de zona Champions -y la semana que viene hasta los colchoneros lo superarán en la clasificación-, el Sevilla y el Valencia alternan victorias y derrotas) y estos caen rendidos a la superioridad del bloque de Guardiola. Solo las lesiones pueden frenar a este equipo. O no...
Por que viendo el partido contra los ches, sin el killer del área (Eto´o), sin uno de los dos jugadores más desequilibrantes en el uno contra uno (Iniesta) y con un irrelevante Messi -fue su peor partido de la temporada y el peor del equipo, sin duda-, la noticia fue que no se les echó en falta. El Valencia, haciéndose eco de las palabras de su entrenador, se presentó pensando que podía ganar. Con sus armas, con contras rápidas y encomendándose a Villa, lo intentó. Pero el equipo que tuvo enfrente lo aplastó, le ganó con algunas de sus armas (asfixia en el centro del campo, pelotas a la espalda de los centrales) y acabó provocando que algunos de susjugadores mostraran todas sus carencias (el ex-futbolística Del Jorno -Mourinho version- fue humillado y acabó desquiciado como hace años en Stamford Bridge; Joaquín confirmó que está más cerca de los 30 euros en que lo tasó Koeman que de ser “la finta y el sprint”; Albelda simplemente está acabado y solo le queda el recurso de la violencia que le ha adornado durante toda su carrera). Un baño con todas las letras. Con Henry y Hleb destacando en punta, Touré y Gudjohsen en el desgaste, Alves en todas partes. Los nombres anteriores no son los habituales destacados (Messi, Eto´o, Xavi) y ello da fe de la fuerza del equipo.
Es por ello que haciendo gala de mi doble condición de culé ciclotímico -ahora en fase de euforia desbordante- y de converso al guardiolismo más integrista me permito afirmar que este Barça está un paso por delante del Dream Team de Cruyff y del Barça de Ronaldinho y Rijkaard. Tal afirmación se sustenta en hechos objetivos. Si bien es indiscutible que aquellos equipos ganaron muchos títulos (4 Ligas + 1 Champions + 1 Recopa + 1 Copa del Rey el primero; 2 Ligas + 1 Champions el segundo) y este todavía no -es imposible a estas alturas-, sí hay elementos que mejoran a aquellos equipos que enamoraron al culé:
– Equilibrio: el Dream Team se caracterizó por aquello de marcar un gol más que el contrario, por preferir ganar 5-4 que 1-0. Su estructura defensiva era subsidiaria de su vocación ofensiva y no pocas veces dió lugar a accidentes (6-3 en Zaragoza o2-3 y eliminación frente al Spartak Moscú, por citar algunos episodios de la época más gloriosa de aquel equipo). El equipo de Rikjaard, en sus dos años de éxitos, supuso una adaptación a un fútbol mucho más exigente en lo físico, y lo hizo en base a la presión de sus puntas sobre la salida de balón. Ahora el equipo de Guardiola parece obsesionado por igual en golear como en no encajar. La elección de la defensa tiene en cuenta las características de los delanteros contrarios -por ello, por ejemplo, Puyol volvió al centro de la defensa en detrimento del más lento Piqué- y el centro del campo se ha reforzado con jugadores de amplio recorrido en lo físico (Touré, Busquets y Keita, además de Gudjohnsen) que compensan la desventaja de jugadores como Xavi, Iniesta o Messi.
– Trabajo táctico: tras años de despreciar el juego de estrategia alegando que es el arma de los equipos pequeños, hoy el Barça es capaz de ejecutar faltas ensayadas, corners con sentido e incluso Pep se permite apuntar que falta trabajar más los fueras de banda. Aleluya. Por fin un poco de exigencia. Personalmente siempre me ha dado la sensación que Cruyff -y sus ayudantes, con Charly a la cabeza- y Rikjaard odiaban trabajar la estrategia porque ello requiere de mucho trabajo en el campo de entrenamiento, de reiterar movimientos hasta que salen bien. Y ambos entrenadores eran más del estilo de dejar libertad al talento y, para que engañarnos, trabajar más bien poco -ellos los primeros-.
– Tiempo y recursos: Cruyff tardó dos años en construir un equipo admirable y tuvo dicho margen gracias a los títulos de Recopa -Sampdoria- y Copa del Rey -Madrid- y la paciencia de Núñez. Además pudo ir incorporando piezas de forma sucesiva (Bakero, Txiki, Goiko, Salinas, Laudrup, Koeman, Stoichkov, Nadal, Romario, etc) hasta arrasar.
En el caso de Rikjaard, tras un primer año experimental -solo solventado a partir de la llegada de Davids y con Ronaldinho como único faro-, el equipo deslumbró a partir de la segunda temporada, con la incorporación de Eto´o y Deco, la consolidación de Márquez y la consolidación de jugadores de la cantera (Xavi, Puyol, Iniesta, Valdés) como columna vertebral.
Ahora Pep ha conseguido que el mundo del fútbol se rinda ante su proyecto solo en tres meses, tras superar las dudas iniciales -que duraron dos partidos- y sin apenas incorporaciones de relevancia -aunque hay que reconocer que de Alves a Zambrotta media un abismo; que de Piqué a Thuram hay distancia, y no solo en años; que Busquets es sólido donde Edmilson navegaba-, recuperando a jugadores a los que la mayoría queriamos fuera del club (Eto´o, Márquez) o que considerabamos inservibles (Gudjohnsen, Henry, Abidal), soportando lesiones (Iniesta o el inédito Milito)... En definitiva, trabajando con la plantilla, introduciendo rotaciones con el objetivo de disponer de jugadores más frescos. El número de lesiones musculares ha caído en picado respecto a los últimos años. Seguro que hay algo de fortuna. Pero mucho más de trabajo físico, de dosificación, de mentalidad positiva, de particularización de las cargas de trabajo.Y ahora el Madrid. Aunque Guardiola sea enemigo de la euforia, este equipo ilusiona tanto al culé que es justo que soñemos con humillar al eterno rival, al que, recordemos, no derrotamos en casa desde el 3-0 del clamoroso despiste de Roberto Carlos ante Eto´o. Si nos atenemos a la lógica futbolística, el sábado se encontrara un equipo en un crescendo continuo (3 al Sevilla, 4 al Valencia... ¿5 al Madrid?) con una banda descompuesta, entre lesiones -¿mala fortuna o preparación inadecuada?-, sanciones -mejor que falte Robben, un peligro siempre que no está lesionado, aunque una lástima que Messi no pueda bailar a Marcelo- y un entrenador pidiendo a gritos que lo despidan. Sobre el papel solo puede haber un ganador, que debería imponerse claramente. Solo espero que, por una vez, si es posible, se intente machacar al rival, sin contemplaciones. Como primera parte de la venganza por la humillación del tunel y goleada posterior de la temporada pasada. Ah, y la segunda parte de la venganza, el 3 de Mayo. Para entonces quedarán 15 puntos en juego. Este sábado la diferencia puede ser de 12. Con solo 3 más, pasillo en el Bernabeu. Soñar es gratis, pero además, en este caso, justificado.
lunes, 8 de diciembre de 2008
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