martes, 10 de febrero de 2009

¿TRIPLETE?


Es hora de sumarse al debate de moda, ese que provoca alopecia acelerada en el bueno de Pep y ansiedad insoportable en los madriles: ¿ganará el Barça el triplete? Evidentemente, antes de iniciar la presente temporada y más aun tras el fiasco de las dos primeras jornadas, dicha pregunta hubiese sonado a cachondeo, a pura burla merengue.

Pero hoy, tras 22 jornadas de Liga, en semifinales de Copa y octavos de Champions, es lícito plantearse seriamente si el Barça puede ganar el triplete. Y la respuesta es obvia: SÍ, SE PUEDE.

El hecho de que sea factible no significa que obligatoriamente vaya a conseguirse, pero no es menos
cierto que legítimas razones asisten a quienes pensamos que ello es posible. Vaya por delante que, dada la indiscutible labor de Guardiola -lo reconozco, pequé al dudar de su capacidad, sigo con mi dulce penitencia de ver mis pronósticos iniciales barridos por la marcha inmejorable del equipo- y el compromiso -!que dure!- de la plantilla, creo que el triplete es posible siempre que se cumpla una cosa: SUERTE.

Me explicaré:
– En la Liga, con 12 de ventaja sobre el Madrid más extraño de su historia -ha pasado de coladero total a rácano absoluto-, con todos los entrenadores rendidos al poderio culé -antológica rueda de prensa de Preciado-, con una racha incomparable (58 de los últimos 60 puntos, habiendo cedido solo 7 en toda la temporada, record de goles a favor, mínimo goleado, una vuelta entera saldada con 18 victorias y 1 empate), no hay color. El Barça es el mejor, el más regular, el más efectivo. Solo queda calcular cuándo toca proclamarse campeón. Nada más.
Ni siquiera hay margen para un escenario negativo, dado que donde sí hay margen es en la clasificación. Cualquier eventual tropiezo, algo que puede ocurrir aunque se empeñen en demostrar lo contrario, acabará siendo eso, una mera anécdota. Por que la clarividencia en el juego y la rotundidad de los resultados garantizan el regreso inmediato a la senda victoriosa.
Y de hecho, lo difícil es que el Madrid, con su juego bajo mínimos, temblando cuando Robben estornuda, sospechando de sus fichajes de medio pelo (Van der Vaart, Huntelaar, Faubert) y apelando a la agresión intimidatoria (Messi, Jonathan Pereira) como argumento defensivo, no sea el que acabe pinchando antes. Ay, ay, ay, ese 3-Mayo en el Bernabeu...

– En la Copa del Rey, con un puesto en la final, solo hay un eventual riesgo: que el rival sea el Sevilla, que el partido se atragante y se llegue a los penalties. Solo en ese punto el azar -y por que no, la habilidad de Palop- puede frustar el título blaugrana.
Así pues, el doblete parece factible. El Mallorca no nos elimina ni con Pinto en plan benéfico como en la noche frente a los pericos. Una vez en la final, Pep aparcará la mayor parte de las rotaciones y, en condiciones normales, el Barça es superior a cualquiera de sus dos posibles rivales, tanto si es el renacido At. Bilbao -qué bonito sería ver el estadio che, presidido por el Borbón, plagado de senyeres e ikurriñas- como si toca el cada vez más inconsistente Sevilla -cuanto echan a faltar a Alves-.
Marcha multitudinaria a Valencia y la 25ª Copa del Rey al saco.

– Y en la Champions dependemos, aquí sí, del azar puro en forma de sorteo y ausencia de lesiones.
Es esencial que, una vez superado el Lyon, el sorteo de cuartos y semis nos depare el partido de vuelta en casa. Solo un emparejamiento con la vuelta a domicilio se me antoja como escenario de una eventual eliminación.
Para aquellos que duden del argumento, que se imaginen el siguiente cruce: Barça-Liverpool. Sí, ya se que estaremos muy felices del baño de los reds a los merengues, pero quizá nos convendría que los de Boluda -¿boludos?- liquidasen a los ingleses. Por que una eliminatoria con la vuelta en Anfield podría convertirse en una lección de tacticismo defensivo a cargo de Benitez -experto en torneos coperos-, empeñado en sacar medios centros defensivos y cinco defensas, con el único objetivo de cerrar la confrontación con un doble 0-0. Y a decidir la eliminatoria desde los 11 metros, Reina vs Valdés. Y a la calle...
Otro riesgo: una lesión de Messi, Eto, Xavi o Valdés. Insuficiente para torcer el rumbo en la Liga, pero muy peligrosa ante una eliminatoria ante, por ejemplo, el Manchester Utd. ¿Alguien se imagina un partido en Old Trafford con Pinto bajo los palos? ¿O atacar una defensa cerrada poblada de torres tipo Ferdinand o Terry, con Hleb y Bojan -el que no sabe quien es Quini- de estiletes?

En definitiva, con un poco de suerte este Barça sí puede entrar en la historia, convirtiéndose en el primero en alzarse con el triplete, trebol, triple corona, triada o como quiera designarse a la hazaña. O quedarse, de momento, en un grandioso equipo, con el doblete nacional, pendiente de alcanzar la maduración justa para llevarse el cetro europeo -como lo hizo el Dream Team en el 4º año de Cruyff o el Barça de Ronaldinho en la 3ª temporada de Rikjaard-. O simplemente alcanzar el título liguero, batiendo records...
Casi nada, aunque quizá esto último, a estas alturas, sepa a poco.
Pero basta con recordar como estabamos hace un año. O incluso menos, en junio, con el proyecto deportivo hecho añicos y amenazando con hacer saltar por los aires la estabilidad del club, media plantilla transferible y un entrenador novato...
Hoy soñamos con el triplete. Este Barça recorre la senda de la esperanza negra: del I Have a dream al Yes, we can...

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