Se hizo JUSTICIA. En mayúsculas. El Barça, a la final de Champions y el Chelsea a la calle.Después del éxtasis por el chorreo en el Bernabeu, sin tiempo para reponernos, otro partido al límite, frente a un rival petreo, rudo e incansable, pero también mezquino, especulador y miserable.Por ello, aunque el Barça no haya jugado su mejor partido, espeso en la circulación de balón, atrapado en la maraña defensiva, con sus puntas desaparecidos y una alineación de circunstancias, el desenlace final ha sido JUSTO.
Aunque el Chelsea haya tenido las ocasiones más claras, Valdés haya salvado -!esta vez sí!- un par de ocasiones clarísimas o el árbitro haya podido señalar algún que otro penalty en el área culé, no es menos cierto que el equipo londinense ha salido desde el primer minuto a regalar el balón y meterse atrás, se ha encontrado con un gol increible -por su belleza y su dificultad pero también por su churro- y se ha dedicado a cortar el juego con faltas y pérdidas de tiempo fingiendo faltas. Pese a ello, hay que recordar el partido de ida. Un partido en que solo el Barça buscó el gol, en que se topó con un planteamiento ruin, desesperante, que solo aspiraba, por la vía de la negación de la creatividad, a un mísero empate a nada. Lo consiguieron. Como casi lo había hecho el Madrid en la Liga -en la 1ª vuelta- o lo había logrado el Espanyol.Por ello, victorias como la de Madrid (recordemos, 2-6) o empates victoriosos como el de Chelsea premian finalmente la apuesta innegociable del equipo de Guardiola, el gusto por el fútbol ofensivo como única vía para conseguir la victoria. A menudo el deporte es cruel. Pero en la última semana el fútbol se ha congraciado con el equipo que lleva toda la temporada apostando por un juego vistoso, brillante, estéticamente impecable, sazonado con el compromiso y el esfuerzo de todos sus miembros. Y a castigado finalmente a un equipo que, poseyendo jugadores brillantes, ha optado por la racanería y la comedia. En el estadio donde Mourinho habló de aquello del “teatro del bueno”, Drogba, el tren de mercancías marfileño, ha repetido la clase de piscinazos, simulaciones y fallecimientos seguidos de resurrecciones inminentes. Frente a todo ello, la clasificación del Barça es JUSTÍSIMA
Y también por Iniesta. Reconozco haber pensado muchas veces que si Xavi o Iniesta tuviesen la capacidad de remate desde la frontal del área que adorna, por ejemplo, a Lampard o Gerrard, merecerían todos los galardones mundiales. Y cuando Essien ha marcado el gol de su vida, lo he añadido a la lista de centrocampistas con llegada al área. Esa lista donde me faltaba, sobre todo, Iniesta. Pero este gol, que entronca con el mito de Kaiserlautern, es el premio para el menos mediático de los cracks del planeta fútbol. Por Iniesta, el gol final es de JUSTICIA.Y como no, una vez más, me arrodillo ante Pep. Por haber conseguido que este equipo, además de jugar de ensueño, tenga el espíritu necesario para soportar la presión mediática y machacar al Madrid, para sufrir hasta el minuto 93 y empatar jugando con 10 frente a un rival físicamente superior. Como también dude -aunque hace tiempo que deje de hacerlo- de Guardiola, por él la victoria es JUSTA.Y ahora, a celebrar el título de Liga este fin de semana, viendo como el Madrid pincha en Valencia, celebrando el título frente al Villarreal, para después derrotar al Athletic en la Copa y rematarlo todo en Roma a finales de mes. Si se cumple, acumularemos, entre el 2 de Mayo y el 27 de Mayo, una suma de emociones impensable hace unos meses. Si se cumple de todo ello, los culés ya nos podremos morir en paz...
jueves, 7 de mayo de 2009
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